Una de las lesiones más comunes es la rotura fibrilar, especialmente en el mundo deportivo, ya que esta lesión es debida a un esfuerzo brusco o a un esfuerzo por encima de sus capacidades, en la que existen varios grados de gravedad: un primer grado donde no existe rotura, un segundo grado en el que se produce una parcial rotura de las fibras y un tercer grado en el que la rotura muscular es total.
La zona más afectada son las piernas como consecuencias de gestos explosivos o fuertes cambios de velocidad. Teniendo como músculos más afectados a esta lesión los gemelos, el sóleo, los isquiotibiales, los aductores o el recto anterior del cuádriceps.
Puedes reconocer esta lesión a través de estos síntomas:
- Dolor intenso en el musculo y repentino.
- Un posible hematoma causado por la rotura de los vasos sanguíneos.
- En casos de mayor gravedad puede ocasionar bloqueos del movimiento a causa de la contracción.
- En algunos casos este dolor tan intenso puede generar mareos o sudor frío.
Aunque es una lesión muy común, los factores que pueden favorecer el nacimiento de esta, son los siguientes:
- El sedentarismo: ya que al no realizar ejercicio con continuidad el tejido del músculo se debilita.
- Mala circulación: debido a la menor cantidad de oxígeno que llega al músculo.
- Enfermedades metabólicas: por ejemplo, la diabetes.
- Nutrición deficiente: que debilita y hace más frágiles los músculos.
Para poder prevenir esta rotura, la mejor manera es calentando adecuadamente antes de la práctica de cualquier ejercicio, sea del tipo que sea.